poemas de Hafiz

                                                                            

                                       

 

 El Voto

Que tu beldad no cese de aumentar,
que tu mejilla semejante al tulipán,
nunca cese de alegrar mis ojos.
Que la visión de tu amor, estrella brillante,
resplandezca siempre en mi pensamiento.
Que todas las bellezas de este mundo
queden sujetas a tu belleza.
Que todos los cipreses se inclinen
ante tu esbeltez.
Que los ojos que tu visión no encante
viertan sangre en vez de lágrimas.
Que tu mirada, que sabe encadenar los corazones,
siga dotada de todos los hechizos.
Que el corazón que te aflija
no halle paz ni reposo.
Que tus labios tan dulces, que Hafiz
quiere más que a su propia alma,
ignoren siempre los besos que no
sean dignos de ellos.

 

 

 

El Recuerdo

¿Hay algo más dulce al corazón que el recuerdo
de las palabras de amor?
Bajo la bóveda de este cuarto aún creo
escuchar sus ecos, mas el vino de rubíes que bebí
no es más que un agua amarga.
Consuela a mi corazón, que desde siempre y para siempre
embriagado quedó con tu belleza.
Muere el narciso envidiando tus ojos,
pues no supo encontrar la magia de tu mirada
y sus pétalos se mustian.
El pintor quedó tan asombrado ante tu belleza
que por doquier, en puertas y paredes, dejó su recuerdo.
Un día el corazón de Hafiz
vino a jugar con tus trenzas.
Mas cuando quiso irse supo
que en ellas, para siempre, estaba preso.
 
 

 

El Olvido

Viento perfumado: ve hacia mi amada,
pasa por su cabellera y tráeme su perfume.
Dile quedamente, mientras la acaricias:
"Vuelve a él, cruel criatura, que en la espera
tu amante se perece".
Te di mi corazón pero compré tu alma.
No me impongas esta pesada carga
que es la separación.
Muchas veces olvidaste a tu esclavo,
cumple ya tu promesa con el amigo fiel.
Corazón mío, no te llenes de pesadumbre.
¡Sé paciente y enjuga ya tus lágrimas!
Puesto que Hafiz nada puede
por el regreso de su amada,
vosotros, ojos míos, conservadme su imagen.

 

 

 

La Ausencia

¿Quién me recordará la que partió?
Lo que la brisa trajo con la brisa se fue.
Adormece tu dolor, Hafiz,
tu viejo dolor con vino viejo.
Únicamente el vino puede darte
la felicidad, y tú lo sabes.
¡Ay! ¡Qué fácil le resultó abandonarme!
Por eso, ya acostumbrado a este dolor,
no busco para él remedio alguno.
No pretendas torcer el viento
aunque sople según tus deseos.
Aunque la suerte parezca favorecerte
no tuerzas nunca tu camino.
Y no preguntes tampoco el "cómo"

ni el "por qué".
El fiel esclavo
acata ciegamente las órdenes del amo.
¿Quién te ha dicho que Hafiz
pensaba aún en tí?
¡Oh bienamada, eso es mentira!…

 

Los Reflejos de la Pared

Todavía mi deseo no perdió la esperanza de tu beso,
esperanza siempre viva y que me hace vivir.
En la noche aromada de tu pelo
perdí mi corazón.
¿Qué sería de mí si este amor mío
debiera terminar?
Un día mi nombre subió a los labios de mi amada
y creía descubrir todos los goces de la vida.
El sol hace bailar el reflejo de tu rostro
en las blancas paredes de mi cuarto
y ese reflejo brilla hasta en la sombra de la terraza.
Tu boca escanciadora
me ha vertido un vino que me quema.
¡Qué importa! Escáncialo puesto que soy
extraño entre quienes poseen la ciencia del amor.
Me dijiste una vez: "Deja tu vida
en mis manos y te daré la paz".
Y mi vida te di sin pesadumbre
mas la paz no me llegó.

 

 

La Fuente Viva

¡Oh brisa! No ceses de acariciar con tus alas
la casa de mi amada. Y al retorno, no dejes
de hablar de ella a su rendido amante.
En agradecimiento, hago votos porque, a tu paso,
recojas todos los perfumes de esta primavera.
¡Oh rosa! No te ocultes al pájaro del alba.
Toda mi esperanza, oh amada mía,
depende de una mirada tuya.
No la rehúses a este fiel amigo.
Fui el comensal de tu banquete
cuando te alzaste semejante a la luna nueva.
ahora que brillas igual que ella,
en todo su esplendor,
no me niegues la claridad de tus ojos.
Tu poeta lleva el recuerdo tuyo
hasta el confín del mundo.
No rehúses este viático que implora.
Fuente viva es tu boca de rubí.
¡Habla ya, amada mía!

 

El Centro del Mundo

¡Oh tú, de rostro esplendoroso
que sabes dar a la vida el color de la alegría,
vuelve!
Sin las rosas de tus mejillas no habrá
ya primavera.
¿te asombra que mis ojos derramen lágrimas?
Vivir sin ti ya no es vivir.
No le temo al mar de la muerte
en que todo se acaba.
La rosa de tu boca es el centro del mundo.
En los momentos breves en que es posible
la felicidad del amor, comprende bien
la lección del corazón ya que la de la vida
seguirá siendo oscura.
Ayer no hubo para mí ni una sola mirada.
Como ese ayer pasó mi bienamada,
con la mirada ausente
y muy lejos de mí.
¡Habla, Hafiz! En el libro del mundo
esto que hoy escribes vencerá al olvido.

 

El Perfume

¡Al-lâh guarde de mal a quien sea fiel a la amistad!
Alma, cabeza y corazón, todo lo ofrezco
en sacrificio a mi bienamada.
Corazón mío: vive de manera
que si tu pie resbala,
un ángel te sostenga con sus manos.
Ella no quiso guardar mi corazón.
"Sólo Al-lâh guarda —dijo—
lo que viene de mano del esclavo".
¡Oh brisa! Si por acaso vieras
mi corazón cautivo en sus cabellos
dile lo que ha de hacer
para seguir en ellos.
¿Dónde está, amada mía, el polvo de tu senda?
Hafiz quisiera poder conservarlo
en recuerdo de tu perfume.

 

Déjame Ver tu Rostro

Déjame ver tu rostro para que olvide mi vida.
Di al viento que se lleve todo cuanto coseché.
¿Quién puede respirar tu cabellera?
¡Olvida, olvida, enfermo y viejo corazón!
Prométeme que el día de mi muerte me verás,
un solo instante, y marcharé serenamente hacia mi tumba.
Que todo me deje y me olvide.
Pálido, mi rostro oculto en tu puerta.
Piensa, ¡oh Hafiz!, en su dulzura,
y cállate…

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2 respuestas a poemas de Hafiz

  1. Julio dijo:

    muchas gracias… Ojalá puedas subir algunos más

  2. SILVIA dijo:

    NOTABLE ES LA POESÍA DE HAFIZ….Y LA TRADUCCIÓN ME PARECE LA MÁS ADECUADA…SIN EMBARGO TODOS ESTOS POEMAS TIENEN GUSTO A POCO…

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